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¿Puede la realidad superar a la ficción?

La ficción audiovisual —películas, series, videojuegos— tiene el don y la capacidad no solo de representar la realidad, sino también de imaginarla, o reimaginarla, para ofrecer al público modelos, estereotipos y valores que pueden contribuir a consolidar o modificar la percepción que se tiene de la propia realidad.

Cuando el cine o la ficción seriada se acercan al populismo político, suelen representar sus consecuencias más nefastas en forma de sociedades totalitarias o distópicas y recurriendo al género de la ciencia ficción, precisamente con el objetivo de concienciarnos y de despertar nuestro espíritu crítico. Por medio de narrativas que podrían definirse como «populistas» en el sentido genuino de la palabra —héroes y heroínas «populares» que luchan contra la cruel élite dominante—, la ficción audiovisual suele imaginar terribles mundos distópicos en los que el populismo político extremista ha impuesto una dictadura basada en el control exacerbado de la población y en la privación generalizada de las libertades.

Es el caso de películas como THX 1138 (1971) o Equilibrium (2002), que imaginan sociedades totalitarias y jerarquizadas, en las que se suministran sustancias a la población para mantenerla controlada, sedada, sin emociones ni sentimientos; sociedades en las que el poder es inaccesible y aparentemente imposible de destruir, según el patrón narrativo del laberinto, descrito por Balló y Pérez (1995). También es el caso de las sagas juveniles Los juegos del hambre (2012-2015) o Divergente (2014-2016), que escenifican las historias de dos heroínas que, como antígonas (pos)contemporáneas, deben luchar contra los tiranos que gobiernan sus mundos. Otra narrativa que sigue el esquema de la mártir y el tirano, también teorizado por Balló y Pérez, es la serie El cuento de la criada (2017-), en la que, en un futuro no tan lejano, Estados Unidos se ha convertido en una dictadura teocrática en la que las pocas mujeres fértiles son esclavizadas y violadas por los miembros de la élite dominante para asegurarse la descendencia, mientras que las personas que se intentan oponer al régimen son eliminadas violentamente.

Bibliografía

The handmaids tale

Si, a pesar de su intención de concienciar, las distopías futuristas —aunque hablan metafóricamente del mundo actual— pueden percibirse como lejanas, el avance de los extremismos políticos en muchos gobiernos actuales debería hacernos dar cuenta de que se trata de representaciones no tan improbables. Es, por ejemplo, el caso de la sátira No mires arriba (2021), que plantea un muy contemporáneo fin del mundo a causa de un meteorito, un apocalipsis anunciado por la ciencia e ignorado por los gobiernos y los medios (y aun así mediatizado), puesto que están demasiado ocupados en sus dinámicas de poder y en una representación sensacionalista, tendente a las noticias falsas, de los hechos. Y por eso deberíamos preguntarnos: ¿podrá la realidad superar pronto a la ficción?

Maddalena Fedele

Profesora de narrativa audiovisual

Facultat d'Informació i Mitjans Audiovisuals UB

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