Instrumento de engaño
El populismo es un concepto complejo sobre el que no hay consenso en cuanto a la definición, ya que algunos autores lo consideran una ideología, mientras que otros creen que se trata de una forma de hacer política o de una lógica política. Igualmente, algunos identifican el populismo como propio de los movimientos de la derecha radical contemporánea, con líderes como Donald Trump, Javier Milei o Matteo Salvini, mientras que otros lo han identificado con una tradición plebeya e izquierdista y apuntan a que su manifestación actual puede verse en figuras políticas como Bernie Sanders, Jeremy Corbyn o Yanis Varoufakis. Tampoco es extraño encontrar a quien entiende que todas estas figuras son manifestaciones del populismo, aun cuando presenten diferencias notables entre sí.
En cierto modo, los estudiosos del populismo han identificado una serie de características clave que, cuando aparecen, justifican el uso de este concepto. La principal es que el populismo entiende la sociedad como dividida en dos grupos homogéneos principales: el pueblo, puro, virtuoso y mayoritario, y la élite, corrupta, malvada y minoritaria. Como se ve, el populismo introduce categorías morales para comprender la sociedad, entendiendo que es la voluntad del pueblo (el cual define de distintas formas según el movimiento político en que se inscriba, pero siempre como bondadoso) la que debe orientar la política. Esto hace que el populismo busque polarizar la sociedad, tanto afectiva como políticamente, para intentar recrear la distinción entre pueblo y élite, lo que generalmente se canaliza recurriendo a liderazgos fuertes y carismáticos. El populismo ve en estos liderazgos la auténtica representación del pueblo y los considera los únicos legitimados para ejercer el poder en su nombre.
Históricamente, el populismo corresponde a un fenómeno y un concepto surgidos en el siglo XIX en Rusia, por un lado, y en Estados Unidos, por otro. En el caso ruso, aparece con los narodniki, un movimiento de inspiración socialista que tenía una importante base agraria y luchaba por movilizar a los campesinos, para ellos una clase revolucionaria, con el objetivo de derrocar el imperio zarista. En Estados Unidos, por su parte, a finales del siglo XIX surge en los estados del Medio Oeste un populismo agrario (prairie populism, en inglés) que entiende que el pueblo son los agricultores libres e independientes, explotados por la élite, que está formada por banqueros corruptos que viven a costa de lo que estos agricultores han producido. De este origen agrario, el populismo ha ido evolucionando de forma diversa hacia los movimientos vigentes hoy en día, como los mencionados en el inicio.
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración UB